- ¿Qué te ha pasado para que estés llorando así?
El niño pequeño se seca las lágrimas
con las mangas de su abrigo rojo y me responde muy triste.
- Estaba jugando
con un globo, pero se me ha caído al suelo y... PUM, se ha explotado al rozar
el suelo sucio del parque.
En ese momento me pongo a
investigar, saco de mi mochila el sombrero de detective, le coloco sobre mi
cabeza y con la mano derecha sujeto mi brillante lupa, por último miro que hora
es en el pequeño reloj que llevo en mi muñeca izquierda. Calculo la dificultad
del caso al que me estoy enfrentando y pienso que en unos quince minutos puedo
resolverlo.
Me agacho y pongo las rodillas
sobre el suelo, mi intención es rastrear
todo el suelo en busca de alguna pista. Pero nada más apoyar mi rodilla sobre
el suelo, noto un pinchazo y me pongo de pie gritando. ¡Ay!
Cuando busco en el suelo la causa de mi pinchazo, encuentro un pequeño erizo repleto de púas.